SARAMAGO

Izquierda

«Nosotros tenemos razón, la razón que asiste a quien propone que se construya un mundo mejor antes de que sea demasiado tarde, pero o no sabemos transmitir a los demás lo que es substantivo en nuestras ideas, o chocamos con un muro de desconfianzas, de prejuicios ideológicos o de clase que, si no logran paralizarnos completamente, acaban, en el peor de los casos, por suscitar en muchos de nosotros dudas, perplejidades, esas sí paralizadoras. Si el mundo alguna vez consigue a ser mejor, solo habrá sido por nosotros y con nosotros. Seamos más concientes y estemos orgullosos de nuestro papel en la Historia. Hay casos en que la humildad no es buena consejera. Que se pronuncie alto la palabra Izquierda. Para que se oiga y para que conste».

José Saramago (16 de noviembre de 1922 - 18 de junio de 2010) ¡Buen descanso, Maestro!

sábado, 2 de octubre de 2010

LATINOAMÉRICA


Nota sobre el frustrado golpe de estado en Ecuador

Por ATILIO BORÓN, tomado de su blog. (Consideramos una irreverencia intentar un análisis más esclarecedor, a pocas horas del avance contra el gobierno de Rafael Correa. D. de la N.)

1. ¿Qué pasó en Ecuador?
Hubo una tentativa de golpe de estado. No fue, como dijeron varios medios en América Latina, una "crisis institucional", como si lo ocurrido hubiera sido un conflicto de jurisdicciones entre el Ejecutivo y el Legislativo sino una abierta insurrección de una rama del primero, la Policía Nacional, cuyos efectivos constituyen un pequeño ejército de 40.000 hombres, en contra del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas del Ecuador, que no es otro que su presidente legítimamente electo. Tampoco fue lo que dijo Arturo Valenzuela, Subsecretario de Estado de Asuntos Interamericanos, "un acto de indisciplina policial". ¿Caracterizaría de ese modo lo ocurrido si el equivalente de la Policía Nacional del Ecuador en EEUU hubiera vapuleado y agredido físicamente a Barack Obama, lesionándolo; lo hubiera secuestrado y mantenido en reclusión durante 12 horas en un hospital policial hasta que un comando especial del Ejército lo liberaba luego de un intenso tiroteo? Seguramente que no, pero como se trata de un mandatario latinoamericano lo que allá suena como intolerable aberración aquí aparece como una travesura de escolares.
En general todos los oligopolios mediáticos ofrecieron una versión distorsionada de lo ocurrido el día de ayer, evitando cuidadosamente hablar de tentativa de golpe de estado. En lugar de eso se referían a una "sublevación policial" lo cual, a todas luces, convierte los acontecimientos del Jueves en una anécdota relativamente insignificante. Es un viejo ardid de la derecha, siempre interesada en restar importancia a las tropelías que cometen sus partidarios y a magnificar los errores o problemas de sus adversarios. Por eso viene bien recordar las palabras pronunciadas este Viernes, en horas de la mañana, por el presidente Rafael Correa cuando caracterizó lo ocurrido como "conspiración" para perpetrar un "golpe de estado". Conspiración porque, como fue más que evidente en el día de ayer, hubo otros actores que manifestaron su apoyo al golpe en gestación : ¿no fueron acaso efectivos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana –y no de la Policía Nacional- los que se paralizaron al Aeropuerto Internacional de Quito y el pequeño aeródromo utilizado para vuelos provinciales? ¿Y no hubo grupos políticos que salieron a apoyar a los golpistas en calles y plazas? ¿No fue el propio abogado del ex presidente Lucio Gutiérrez uno de los energúmenos que trató de entrar por la fuerza a las instalaciones de la Televisión Nacional del Ecuador? ¿No dijo acaso el Alcalde de Guayaquil, y gran rival del presidente Correa, Jaime Nebot, que se trataba de un conflicto de poderes entre un personaje autoritario y despótico, Correa, y un sector de la policía, equivocado en su metodología pero a quien le asistía la razón en sus reclamos? Esta falsa equidistancia entre las partes en conflicto era una indirecta confesión de su complacencia ante los acontecimientos en curso y de su íntimo deseo de librarse de su -hasta ahora al menos- inexpugnable enemigo político. Para ni hablar de la lamentable involución del movimiento “indígena” Pachakutik, que en medio de la crisis hizo pública su convocatoria al “movimiento indígena, movimientos sociales, organizaciones políticas democráticas, a constituir un solo frente nacional para exigir la salida del Presidente Correa.” ¡Sorpresas te da la vida”, decía Pedro Navaja; pero no hay tal sorpresa cuando uno toma nota de los generosos aportes que la USAID y el National Endowment for Democracy han venido haciendo en los últimos años para “empoderar” a la ciudadanía ecuatoriana a través de sus partidos y movimientos sociales.

Conclusión: no fue un pequeño grupo aislado dentro de la policía quien intentó dar el golpe sino un conjunto de actores sociales y políticos al servicio de la oligarquía local y el imperialismo, que jamás le va a perdonar a Correa haber ordenado el desalojo de la base que Estados Unidos tenía en Manta, la auditoría de la deuda externa del Ecuador y su incorporación al ALBA, entre muchas otras causas. Incidentalmente, la policía ecuatoriana hace ya muchos años que, al igual que otras de la región, viene siendo instruida y adiestrada por su contraparte estadounidense. ¿Habrán incluido alguna clase de educación cívica, o sobre la necesaria subordinación de las fuerzas armadas y policiales al poder civil? No parece. Más bien, actualiza la necesidad de poner fin, sin más dilaciones, a la “cooperación” entre las fuerzas de seguridad de la mayoría de los países latinoamericanos y las de Estados Unidos. Ya se sabe que es lo que enseñan en esos cursos.
2. ¿Por qué fracasó el golpe de estado?

Básicamente por tres razones: en primer lugar, por la rápida y efectiva movilización de amplios sectores de la población ecuatoriana que, pese al peligro que existía, salió a ocupar calles y plazas para manifestar su apoyo al presidente Correa. Ocurrió lo que siempre debe ocurrir en casos como estos: la defensa del orden constitucional es efectiva en la medida en que es asumida directamente por el pueblo, actuando como protagonista y no como simple espectador de las luchas políticas de su tiempo. Sin esa presencia del pueblo en calles y plazas, cosa que había advertido Maquiavelo hace quinientos años, no hay república que resista los embates de los personeros del viejo orden. El entramado institucional por sí sólo es incapaz de garantizar la estabilidad del régimen democrático. Las fuerzas de la derecha son demasiado poderosas y dominan ese entramado desde hace siglos. Sólo la presencia activa, militante, del pueblo en las calles puede desbaratar los planes golpistas.
En segundo lugar, el golpe pudo ser detenido porque la movilización popular que se desarrolló con gran celeridad dentro del Ecuador fue acompañada por una rápida y contundente solidaridad internacional que se comenzó a efectivizar ni bien se tuvieron las primeras noticias del golpe y que, entre otras cosas, precipitó la muy oportuna convocatoria a una reunión urgente y extraordinaria de la UNASUR en Buenos Aires. El claro respaldo obtenido por Correa de los gobiernos sudamericanos y de varios europeos surtió efecto porque puso en evidencia que el futuro de los golpistas, en caso de que sus planes finalmente culminaran exitosamente, sería el ostracismo y el aislamiento político, económico e internacional. Se demostró, una vez más, que la UNASUR funciona y es eficaz, y la crisis pudo resolverse, como antes la de Bolivia, en 2008, sin la intervención de intereses ajenos a América del Sur.
Tercero, pero no último en importancia, por la valentía demostrada por el presidente Correa, que no dio brazo a torcer y que resistió a pie firme el acoso y la reclusión de que había sido objeto pese a que era más que evidente que su vida corría peligro y que, hasta último momento, cuando se retiraba del hospital, fue automóvil fue baleado con claras intenciones de poner fin a su vida. Correa demostró poseer el valor que se requiere para acometer con perspectivas de éxito las grandes empresas políticas. Si hubiese flaqueado, si se hubiera acobardado, o dejado entrever una voluntad de someterse al designio de sus captores otro habría sido el resultado. La combinación de estos tres factores: la movilización popular interna, la solidaridad internacional y la valentía del presidente terminó por producir el aislamiento de los sediciosos, debilitando su fuerza y facilitando la operación de rescate efectuada por el Ejército ecuatoriano.
3. ¿Puede volver a ocurrir?

Sí, porque los fundamentos del golpismo tienen profundas raíces en las sociedades latinoamericanas y en la política exterior de Estados Unidos hacia esta parte del mundo. Si se repasa la historia reciente de nuestros países se comprueba que las tentativas golpistas tuvieron lugar en Venezuela (2002), Bolivia (2008), Honduras (2009) y Ecuador (2010), es decir, en cuatro países caracterizados por ser el hogar de significativos procesos de transformación económica y social y, además, por estar integrados a la ALBA. Ningún gobierno de derecha fue perturbado por el golpismo, cuyo signo político oligárquico e imperialista es inocultable. Por eso el campeón mundial de la violación a los derechos humanos -Álvaro Uribe, con sus miles de desaparecidos, sus fosas comunes, sus “falsos positivos”- jamás tuvo que preocuparse por insurrecciones militares en su contra durante los ocho años de su mandato. Y es poco probable que los otros gobiernos de derecha que hay en la región vayan a ser víctimas de una tentativa golpista en los próximos años. De las cuatro que hubo desde el 2002 tres fracasaron y sólo una, la perpetrada en Honduras en contra de Mel Zelaya, fue coronada exitosamente.(*) El dato significativo es que su ejecución fue sorpresiva, en el medio de la noche, lo cual impidió que la noticia fuese conocida hasta la mañana siguiente y el pueblo tuviera tiempo de salir a ganar calles y plazas. Cuando lo hizo ya era tarde porque Zelaya había sido desterrado. Además, en este caso la respuesta internacional fue lenta y tibia, careciendo de la necesaria rapidez y contundencia que se puso de manifiesto en el caso ecuatoriano. Lección a extraer: la rapidez de la reacción democrática y popular es esencial para desactivar la secuencia de acciones y procesos del golpismo, que rara vez es otra cosa que un entrelazamiento de iniciativas que, a falta de obstáculos que se interpongan en su camino, se refuerzan recíprocamente. Si la respuesta popular no surge de inmediato el proceso se retroalimenta, y cuando se lo quiere parar ya es demasiado tarde. Y lo mismo cabe decir de la solidaridad internacional, que para ser efectiva tiene que ser inmediata e intransigente en su defensa del orden político imperante. Afortunadamente estas condiciones se dieron en el caso ecuatoriano, y por eso la tentativa golpista fracasó. Pero no hay que hacerse ilusiones: la oligarquía y el imperialismo volverán a intentar, tal vez por otras vías, derribar a los gobiernos que no se doblegan ante sus intereses.

(*) Los cuatro golpes de Estado arriba señalados corresponden a otros tantos países del ALBA. Habría que agregar el caso de Haití, que no se incluyó en nuestra enumeración porque no se hallaba vinculado al ALBA. El 28 de Febrero del 2004 Jean-Bertrand Aristide fue secuestrado, también en altas horas de la noche, subido a un avión fletado por el gobierno de Estados Unidos, forzado a presentar su renuncia y desterrado a un país africano. Como en otros casos, también en Haití hubo grandes manifestaciones populares exigiendo la reposición de Aristide en la presidencia, pero todo fue en vano..

Cumbre en Cancún: en búsqueda de la unidad latinoamericana y caribeña


Por Luis Oscar Ortiz, para “Al correr de la Pluma”, México

La Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe que tuvo lugar en Cancún, Quintana Roo este fin de semana, arrojó resultados discretos en un contexto complejo marcado por la crisis en Haití, las tensiones en las Islas Malvinas y elgolpe de estado en Honduras. Presidentes, primeros ministros y delegaciones de alto nivel se reunieron en la Riviera Maya, en un espacio donde coincidió el Grupo de Río y la Cumbre de América Latina sobre Integración y Desarrollo (CALC). La cita cimera tuvo como telón de fondo la catástrofe provocada por el terremoto que devastó la capital de Haití y ciudades aledañas, con saldo de 240 mil muertos, 300 mil heridos y unos tres millones de damnificados. No es la primera vez que el tema haitiano centra la atención del Grupo de Río. En el encuentro de 2004 en Brasil se planteó la necesidad de compromisos a corto, mediano y largo plazos para resolver la crisis en ese país. En esta cumbre se abordó no sólo la atención de la emergencia, sino también los programas sustentables como el de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América para desarrollar un sistema de salud en esa nación. México, el país anfitrión, bautizó el encuentro como la Cumbre dela Unidad de América Latina y el Caribe, y metió bajo la misma sombrilla la cumbre de los 24 países del Grupo de Río y la II Cumbre de América Latina y el Caribe, con la idea que pudieran fusionarse. En la agenda de la cumbre está la creación de un nuevo organismo alterno a la OEA, que se oriente a la atención exclusiva de asuntos que competen a Latinoamérica y el Caribe, y se transforme en un interlocutor de estos pueblos para el mundo.

Otro asunto que centró la atención es el incremento de las tensiones por la exploración petrolera ilegal realizada por Gran Bretaña en las Islas Malvinas, desgajadas a la fuerza de la soberanía de Argentina en 1833. No tenemos la menor duda de que vamos a encontrar solidaridad del Grupo de Río porque lo único que estamos pretendiendo es que se cumpla el derecho internacional, habría declarado días antes el vocero del gobierno argentino, Ruperto Godoy. De acuerdo con el vicecanciller mexicano Salvador Beltrán, estaría prevista una declaración sobre el reclamo argentino de la soberanía de las Islas Malvinas. Beltrán también confirmó la decisión de México, como país anfitrión, de no invitar a la cita cimera al presidente de Honduras, Porfirio Lobo, quien resultó electo bajo la ruptura del orden institucional en ese país centroamericano. En una cumbre extraordinaria celebrada el año pasado en Managua, el Grupo de Río condenó de manera enérgica el golpe de Estado del 28 de junio contra el gobierno de Manuel Zelaya. El foro calificó como inaceptable la utilización de la fuerza para derrocar a un gobierno legalmente constituido. Aunque el tema no figura en la agenda de la cumbre, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció que los mandatarios centroamericanos aprovecharán este espacio para reunirse y analizar la situación del país vecino. Este fin de semana los cancilleres trabajan en el debate y redacción final de los documentos que serán sometidos a la consideración y aprobación de los mandatarios a partir del lunes.

El grupo de Río, creado en 1986, está integrado por 23 países: Argentina, Brasil, Bolivia, Belice, Colombia, Chile, Comunidad del Caribe (CARICOM), Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guyana, Honduras, Haití, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Por su parte, en la CALCparticipan los 33 países de América Latina y el Caribe. Cabe destacar también que la nota fue para los presidentes Álvaro Uribe y Hugo Chávez, de Colombia y Venezuela respectivamente, quienes riñeron por disputas comerciales y políticas durante unos de los almuerzos privados.

Ante todo, esperamos que esta Cumbre ofrezca una oportunidad para ir definiendo y marcando un nuevo modelo de convivencia continental, es muy importante que los pueblos latinoamericanos y caribeños nos reencontremos con nosotros mismos y busquemos juntos alternativas que tengan como objetivo el mejoramiento social. El doctor internacionalista argentino Julio Salesses en su ensayo titulado “La unidad latinoamericana como respuesta a la globalización”, donde concluye connueve puntos que considera básicos para pensar en una auténtica unidad latinoamericana frente al proceso de globalización:

1) Desde los centros de poder, se plantea, falazmente, que la globalización es un hecho inamovible, moderno, que democratiza el conocimiento, y que adopta una morfología capaz de ofrecer igualdad de oportunidades.

2) Desde el pensamiento crítico, es imprescindible generar alternativas teóricas y prácticas que permitan descomponer el poder hegemónico.

3) En ese marco, la construcción de espacios regionales, en nuestro caso la concreción de la tan anhelada y postergada unidad latinoamericana, es condición indispensable para el logro de tal objetivo.

4) Un elemento esencial para avanzar en tal sentido, es priorizar los aspectos culturales del proceso de integración, dejando de lado la visión meramente economicista que caracterizara a cada uno de los intentos que hasta aquí han tenido lugar. En tal sentido, sería un buen punto de partida el cambio de nomenclatura de bloques como MERCOSUR, ALALC, etc., que remiten a conceptos propios del neoliberalismo.

5) La concreción plena en América Latina de una experiencia análoga a la de la Unión Europea, sufre en su desarrollo, además de las dificultades propias generadas por las asimetrías en todo intento de integración, las huellas de prácticas políticas malsanas, consentidas y estimuladas durante siglos por el imperialismo.

6) El esquema pragmático y gradual con que se planteara el MERCOSUR en sus inicios, debe dar paso rápidamente a la creación de sólidas estructuras institucionales.

7) Dicho proceso debe ser generoso e inclusivo. Demanda renuncia de soberanía, y visión estratégica.

Independientemente de las diferencias entre el desarrollo de ambos procesos, en la consolidación del MERCOSUR y de la Unión Latinoamericana, debe primar la firme vocación integradora que permite a los países europeos limar diferencias, compensar desigualdades, y corregir imperfecciones.

9) Este trabajo no pretende reivindicar el voluntarismo, ni promover su ascenso en la escala de valores. Pretende, sí, dejar en claro que, sin el ejercicio de una firme voluntad política, no suficientemente manifestada en los hechos todavía, la unidad de los pueblos americanos será cada día más, una simple actitud declamatoria.

Y agregaríamos un punto final a:

10) Buscar a toda costa elevar los niveles educativos de la juventud sin olvidar sus raíces y riqueza cultural, pero con un objetivo marcado por la superación y el desarrollo individual y colectivo.(Tomado de "Al Correr de la Pluma, México).


No hay comentarios: