Enterado de la presencia en el acto de un alto (metro ochenta, digamos) dirigente de Encuentro por
DE PRESENCIAS Y DE AUSENCIAS
- PRESENTE el pueblo argentino, tan vital, potente y contradictorio, ora integrador, otrora xenófobo; por acá progresista, más allá reaccionario. Tan cerca del Colón como del Obelisco. Esta vez, más cerca del Obelisco.
- AUSENTE el largamente anunciado caos social, la desintegración de
- AUSENTE buena parte de la clase política. No se hace aquí referencia a los “fachos”. A los oligarcas de ley, despreciables pero auténticos, sino a los miserables que en nombre del campo popular, se pasearon (y votaron en el Congreso) sin pudor junto a
- AUSENTES quienes apostaron a la movida destituyente contra un gobierno que dista años luz de la soñada Revolución, pero al que le basta una concepción nacional en el ejercicio del poder y un marcado sesgo latinoamericanista para desnudar el tinte reaccionario de buena parte de la dirigencia.
- AUSENTES quienes apoyaron esa movida, soñando en unas elecciones anticipadas que les permitieran, tal vez, presidir la fiesta del Bicentenario.
- AUSENTES los narcisistas que revuelcan su discurso de izquierda en el chiquero de la corporación mediática, a cambio de cinco puntos en las encuestas.
- PRESENTE el impresionante patrimonio cultural gestado por un pueblo en solo 200 años.
- PRESENTE
Y PARA FINALIZAR...
LA GRAN AUSENTE
En
Ezequiel Meler
Poco se ha hablado en estos días del re – lanzamiento de
El eje de la disputa que enfrentará a Yasky con su adversario nominal, el estatal Pablo Micheli, reside en la posición y el lugar que deberá asumir la central en los conflictos que vienen. Para Yasky, que llamó en su discurso a enfrentar a “los verdaderos enemigos, los sectores concentrados, los grandes capitales y los multimedios de la información“, el debate de fondo es claro: “Si vamos a tener una central testimonial o si vamos a construir una que les dé protagonismo a los trabajadores, confrontando con coherencia al bloque dominante, ése es el debate de fondo.” El lema de la campaña, “autonomía no es neutralidad“, también.
Consultado sobre la posibilidad de una fractura, agitada por varios medios a partir de sus constantes confluencias con Hugo Moyano en las últimas semanas, Yasky se mostró confiado:
“Creo que siempre sobrevuela ese fantasma, más en los momentos como los que se está viviendo en nuestro país, donde efectivamente hay divisoria de agua en el campo popular, donde uno ve que la centro izquierda esta agrietada, que
Pablo Micheli, el candidato de De Gennaro, en cambio, respondió:
“Yasky dice que quiere la unidad y lo primero que hace es poner en marcha su reelección. ¿Cuál es la diferencia con
El debate, naturalmente, pasa por un lugar bastante transitado en la historia del sindicalismo argentino, tal y como es su lugar y participación en la arena política -recuérdense, a tal efecto, las fracturas de
Micheli, en un tono característicamente neosindicalista, respondió: “Queremos una CTA autónoma de todos los partidos políticos. Yo todavía no sé a quién voy a votar en 2011, lo único seguro es que al kirchnerismo no.”
La última frase, claro, no sonó tan prescindente como la primera. Por ende, todo parece indicar que la central está viviendo hoy algo que el Tano siempre temió: el momento de la verdad. El salto al vacío que supone la intervención política directa de
La CTA había logrado preservar una unidad cada vez más precaria en los últimos tiempos sobre el recurso de disponer de dos direcciones paralelas: por un lado, el sector que responde a Yasky, por el otro, el que sigue respondiendo a De Gennaro. Parece que los tiempos de la convivencia se van agotando, a medida que se acercan los días presidenciales. En la medida en que De Gennaro siga jugando con Proyecto Sur -en su entorno dicen que esperan el momento apropiado para lanzar su candidatura en
Todo parece indicar, entonces, que en esa interna se dirime también parte del lugar que ha de jugar el centro izquierda en los próximos dos años.
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